80 años de Sheila, ícono del pop francés
De la adaptación de éxitos estadounidenses del baby boom a la búsqueda de una identidad propia dentro de la chanson, pasando por una oportuna etapa disco.

por Javier Zubillaga
Annie Chancel nace en las afueras de París, hija de confiteros, justo en el comienzo de una nueva era, al término de la Segunda Guerra Mundial. En su adolescencia, un problema de tobillo frustra su deseo de ser bailarina. Tras una poco apasionada formación contable, empieza a trabajar con sus padres. Al mismo tiempo, comienza a cantar.
A inicios de los sesenta, la joven integra un grupo de rock llamado Les Guitares Brothers, en el que interpreta canciones de Petula Clark y los Chats Sauvages. Es en esa época que la descubre Claude Carrère, quien le ofrece un contrato con la compañía discográfica Philips (firmado por sus padres, ya que ella era aún menor). El productor idea para ella un atuendo de blusa, pollera a cuadros y dos coletas en el pelo, así como un repertorio musical acorde, con el objetivo de atraer al público de su edad. El primer single que editan es «Sheila», adaptación del éxito homónimo del estadounidense Tommy Roe, de cuyo título la cantante adopta su nombre artístico. Ahora sí, todo listo para encaminar la carrera de quien, poco antes, se dedicaba a vender bombones.
La explosión y el éxito continuo
Es su segundo sencillo, «L'école est finie», editado en febrero de 1963, el que la catapulta al estrellato. La canción es un éxito enorme en Francia, Bélgica y Suiza, pero también en países como España y Grecia. Con su impronta yeyé pero de chica buena, la apuesta musical es básicamente una combinación de variété française con rocanrol y twist, emulando en buena medida los éxitos comerciales norteamericanos de aquel entonces. Y eso funciona. Los años siguientes son una sucesión de éxitos en el estilo, como «Le sifflet des copains» (1963), «Vous les copains» (1964), «Le folklore américain» (1965), «L'heure de la sortie» (1966), «La famille» (1967), «Petite fille de Français moyen» (1968) y «Arlequin» (1969). A lo largo de esos años, se habla de Sheila en la tele, en la radio y en las revistas, pero curiosamente sus productores no le organizan ninguna gira y pasará bastante tiempo más antes de que la artista pueda encontrarse en serio con su público.
Su verdad cósmica
En 1971 ve la luz uno de sus mayores éxitos, «Les Rois mages», que llega a sonar incluso en radios rioplatenses. Es en ese período que inicia su vínculo íntimo con el cantante romántico Ringo, relación muy publicitada, al punto de que el casamiento de la pareja, que tiene lugar en 1973 en una iglesia parisina, se convierte en un evento mediático. A continuación, los recién casados sacan un par de discos juntos, el primero de los cuales incluye el éxito «Les gondoles à Venise». No obstante, el idilio dura poco: no mucho después del nacimiento de su hijo Ludovic en 1975, los cantantes se separan.
A musicalizar la pista de la discoteca mientras se pueda
Desde mediados de los setenta, Sheila se vuelca poco a poco al estilo que se pone de moda: la música disco. Primero con éxitos cercanos al género, como «C'est le coeur» (1975) y «Un prince en exil» (1976), luego con su primer álbum en inglés, que trae las exitosas «Love me, baby» y «Singin' in the rain» (sí, una versión disco del clásico hollywoodense).
Si su apariencia ya había cambiado años atrás, cuando abandonó las coletas y adoptó la cola de caballo, esta etapa de baile también la lleva a modificar su look: todo más sexi y brillante, apoyado en infaltables botas de cuero.
Con el cambio de década, Sheila disfruta una colaboración significativa con los líderes del exitoso grupo neoyorquino Chic, que producen su disco King of the world, publicado en junio de 1980. Este nuevo álbum en lengua inglesa le ofrece algo de alcance en Estados Unidos, país en el que reside entonces durante un año y medio. Es en ese disco que encontramos el último exitazo de su carrera, «Spacer», título que habría inspirado tanto a Debbie Harry como a David Bowie para trabajar con los muchachos de Chic (la yanqui lo concretará en KooKoo y el británico lo hará en Let's dance).
La música disco pasa de moda y la relación entre Sheila y el productor Carrère se erosiona. Tras dos álbumes (Pilote sur les ondes y Little darlin') en los que la artista cosecha un par de éxitos moderados, seguidos de su versión de «Gloria» de Umberto Tozzi, su carrera entra en una debacle.
Un ocaso ¿definitivo?
Cerca de sus cuarenta años, la cantante decide abrirse de Claude Carrère y se lanza a trabajar en un nuevo álbum con el productor Yves Martin, que acabará siendo su segundo marido. On dit (1983), que incluye la canción «Tangue au», no se vende muy bien. Je suis comme toi (1984) y Tendances (1988), tampoco.
En medio de ese período, en 1985, Sheila enfrenta uno de los mayores reveses de su carrera: tras programar varias fechas en el flamante Zénith de París, un rotundo fracaso comercial la obliga a cancelar buena parte de ellas. No hay mayor prueba de la caída de su popularidad. Por si ello fuera poco, el año 1987 la golpea con una peritonitis que la deja varios meses en reposo.
Los noventa: alejamiento y búsquedas introspectivas
La década de los ochenta se va para ella con bastante más pena que gloria. Entrada la siguiente, Sheila se dedica a otras cosas, literalmente: conduce programas de televisión, pinta, esculpe, publica libros y se compromete en la lucha contra el sida.
El regreso
Al borde del cambio de siglo, Sheila hace su regreso, cincuentona y bailable, a lo Cher. Aunque no recoge el éxito de su par estadounidense (ni siquiera el suyo propio de un par de décadas antes), recupera algo de reconocimiento y suficiente confianza para sentir que ha vuelto definitivamente al camino de la música.
En la primera década del milenio, edita un disco de estudio y dos en vivo. Ya en 2012, celebra sus cincuenta años de carrera con una serie de conciertos en el mítico Olympia de París y edita su vigesimoquinto álbum de estudio, Solide. En 2013, recibe una Victoire de la Musique por su carrera.
Luego de divorciarse de su segundo esposo, Sheila atraviesa uno de los momentos más duros de su vida, cuando su hijo Ludovic muere de una sobredosis de cocaína. Ella sigue adelante y, a finales de ese mismo año, graba un disco en vivo.
El canto al futuro
En pleno auge del COVID, Sheila publica un álbum titulado Venue d'ailleurs, que incluye «La rumeur» y «7ème continent». La artista permanece activa.
En abril de 2025, edita su disco más reciente, À l'avenir, que incluye el tema homónimo, «Dilemme», «Et Dieu dans tout ça» y «Les aléas». Y días atrás comenzó su gira 8.0, que se extenderá hasta el año próximo. Llama la atención que, en este último trabajo discográfico suyo, suena mucho más contemporánea que añorante.
Pensándolo bien, no es tan sorprendente. Se trata de una mujer que ha surfeado las modas desde hace más de sesenta años y siempre las ha superado, sabiendo adaptarse a cada época que atravesaba como artista. L'école est peut-être finie, mais pas la vie.
